El fruto es una gracia, un don, un regalo por nuestro sí generoso. Ese fruto es inmenso, supera nuestra entrega, lo poco que hemos puesto como prenda. Su amor siempre supera nuestro amor.
Qué bonita homilía, como siempre, pero esta vez especialmente. Es la primera vez en casi 50 años que voy a cumplir que la interpretación de la parábola del sembrador me esponja el alma; la primera vez en la que no prima mi pecado, esa zarza que me ahoga o esa piedra del camino, sino la bondad de Dios, el Sembrador, que siembra aún sabiendo que hay piedras en mi corazón porque confía en mí y que, además, hace de jardinero y me cuida…. Gracias, Padre Carlos por esta homilía, más que bonita, verdadera y que nos acerca al corazón de Dios. Animo, además, a que la escuchéis en audio.
Gracias!!!
sonreir a los demas me resulta sencillo,sonreirme es lo que no puedo,me cuesta aceptarme,igual sigo pidiendo confiar!!!!!!!!!gracias.MARIA MADRE, intercede por mi pobre espiritu!
Querido Padre, lo primero que siento es que os tocara ese médico a tus padres y a ti porque nadie se merece eso. Yo lo he vivido en mi enfermedad y sé lo importante que es una sonrisa en esos momentos de espera en los que te van a decir en qué estado te encuentras.
También tengo que agradecer, que Dios pusiera en mi camino médicos entrañables, cuya sonrisa era una chispa de esperanza para seguir confiando incluso cuando te iban a dar una mala noticia. El cariño en esos momentos levanta el ánimo y ayuda a seguir luchando.
Hace poco viajé con un grupo de amigos. La mayoría no muy creyentes pero buenas personas. En una de las cenas me decía uno de ellos quién me vio en un momento muy crítico que era su heroína. No sabía por donde iban a salir los tiros , pero les dije que era gracias a la oración y al apoyo de tanta gente que rezaba por mi el que yo estuviera allí con ellos esa noche frente a todos los diagnóstico que nos habían dado de que había poco que hacer. Se hizo silencio pero me alegré tanto cuando uno de ellos dijo: “estoy seguro que eso te tuvo que ayudar muchísimo» . Según mi experiencia, en estos tiempos es mucho más fácil atacar la religión que defenderla y somos los creyentes mucho más tolerantes que los que no creen. Pero esa noche la verdad se palpaba en el aire.
Además., había en ellos un deseo de tener el don de la fe. Así se lo dijeron luego a mi marido . Así qué pidamos que Dios ponga en ellos una semilla que les permita confiar y descansar en él.
Y, que a los médicos que a veces les falta esa paz, esa sonrisa también les toque Dios su corazón. Y, en el silencio puedan encontrarse con él.
Qué bonita homilía, como siempre, pero esta vez especialmente. Es la primera vez en casi 50 años que voy a cumplir que la interpretación de la parábola del sembrador me esponja el alma; la primera vez en la que no prima mi pecado, esa zarza que me ahoga o esa piedra del camino, sino la bondad de Dios, el Sembrador, que siembra aún sabiendo que hay piedras en mi corazón porque confía en mí y que, además, hace de jardinero y me cuida…. Gracias, Padre Carlos por esta homilía, más que bonita, verdadera y que nos acerca al corazón de Dios. Animo, además, a que la escuchéis en audio.
Gracias!!!
sonreir a los demas me resulta sencillo,sonreirme es lo que no puedo,me cuesta aceptarme,igual sigo pidiendo confiar!!!!!!!!!gracias.MARIA MADRE, intercede por mi pobre espiritu!
Querido Padre, lo primero que siento es que os tocara ese médico a tus padres y a ti porque nadie se merece eso. Yo lo he vivido en mi enfermedad y sé lo importante que es una sonrisa en esos momentos de espera en los que te van a decir en qué estado te encuentras.
También tengo que agradecer, que Dios pusiera en mi camino médicos entrañables, cuya sonrisa era una chispa de esperanza para seguir confiando incluso cuando te iban a dar una mala noticia. El cariño en esos momentos levanta el ánimo y ayuda a seguir luchando.
Hace poco viajé con un grupo de amigos. La mayoría no muy creyentes pero buenas personas. En una de las cenas me decía uno de ellos quién me vio en un momento muy crítico que era su heroína. No sabía por donde iban a salir los tiros , pero les dije que era gracias a la oración y al apoyo de tanta gente que rezaba por mi el que yo estuviera allí con ellos esa noche frente a todos los diagnóstico que nos habían dado de que había poco que hacer. Se hizo silencio pero me alegré tanto cuando uno de ellos dijo: “estoy seguro que eso te tuvo que ayudar muchísimo» . Según mi experiencia, en estos tiempos es mucho más fácil atacar la religión que defenderla y somos los creyentes mucho más tolerantes que los que no creen. Pero esa noche la verdad se palpaba en el aire.
Además., había en ellos un deseo de tener el don de la fe. Así se lo dijeron luego a mi marido . Así qué pidamos que Dios ponga en ellos una semilla que les permita confiar y descansar en él.
Y, que a los médicos que a veces les falta esa paz, esa sonrisa también les toque Dios su corazón. Y, en el silencio puedan encontrarse con él.