III Domingo de Pascua
Dios me ama por encima de mis miedos y tristezas. Cree en mí más de lo que yo creo. En el poder de mis gestos y palabras. Cree en mí y hace que arda mi corazón. Con sus palabras y su presencia.
Dios me ama por encima de mis miedos y tristezas. Cree en mí más de lo que yo creo. En el poder de mis gestos y palabras. Cree en mí y hace que arda mi corazón. Con sus palabras y su presencia.
No puedo dudar de su llamada. Me siento indigno de su amor, pero Él me ama. Sabe cómo soy, conoce mi alma. Ve una belleza en mí que no conozco. Me ama con un amor que yo no he sentido.
Quiero ver en mis caídas oportunidades. En mis pecados, un milagro de misericordia. Quiero tener más vida en mis días. Y menos muerte. Quiero vivir con más esperanza. Y desterrar la amargura.
Al besar la cruz le digo a Jesús: aquí estoy. Y al besar su cruz beso mi propia cruz, mi dolor.
Jesús me ama desde abajo.
Jesús me invita a su mesa. A su cena. ¿Cómo es mi relación con Jesús antes de este tripudo pascual?
Enséñanos, Señor, a saber dar y recibir amor como Tú en Betania.
Jesús quiere sólo mostrarme el camino. Me anima a hacer lo mismo. Dejo de lado mis pretensiones tan humanas. Dejo de lado mi búsqueda de poder. Me subo a su pollino indefenso.
Hoy Jesús se acerca a mí en medio de mi enfermedad, de mi muerte, para decirme que me ama con locura. Que no quiere que sufra. Quiere ser mi amigo. Yo también quiero ser su amigo.