IV Domingo Tiempo Ordinario
Ojalá siempre pudiera decir que cambio para mejor. Que soy mejor persona. Que me he escapado de algún cajón en el que me habían encasillado otros o bien yo mismo por miedo a vivir.
Ojalá siempre pudiera decir que cambio para mejor. Que soy mejor persona. Que me he escapado de algún cajón en el que me habían encasillado otros o bien yo mismo por miedo a vivir.
Mi vida cobra sentido cuando le digo un sí alegre a mi vida como es hoy. Con sus renuncias y sus elecciones. Con sus límites y su horizonte. Sí a mis dificultades y sí a mis alegrías.
Hoy entregamos nuestros síes.
Sé que lo que yo aporto nadie más lo aporta. Porque creo en el don que Dios siembra en mi alma. Sé que mi originalidad produce obras originales. Pero es Dios el que actúa en mí.
Quiero aprender a vivir descifrando signos. Buscando luz en las estrellas del cielo. Dios se esconde en los pequeños signos que la vida oculta. Su presencia silenciosa nos abraza y guía.
¿En qué momento de mi vida se ha manifestado Dios? Como los reyes, quiero mirar las estrellas. Buscar en ellas lo que Dios me pide. Ponerme en camino. Arrodillarme ante Jesús con alma de niño.
Quiero una mirada pura para pensar siempre bien de los que caminan conmigo. Para confiar en que Dios es capaz de hacer milagros con mi barro humilde. Yo le creo. Y lo miro asombrado.
Comenzamos el camino de este año de la mano de María.