XXVI Domingo Tiempo Ordinario
Queremos aprender a amar con ese amor en el que no está en primer plano lo que nosotros queremos, sino lo que Él desea para nuestra vida.
Queremos aprender a amar con ese amor en el que no está en primer plano lo que nosotros queremos, sino lo que Él desea para nuestra vida.
Creo que lo importante es aprender a «estar» donde estamos y a «ser» a partir del lugar en el que estamos. Es una tarea para toda la vida. Queremos ser capaces de echar raíces.
Somos de Dios y del mundo, del cielo y de la tierra. Somos eternos y caducos, sencillos y complejos. Somos ese deseo de Dios pronunciado desde la eternidad y hecho carne en el silencio.
Mi corazón necesita reconocerse herido, en camino, necesitado, para poder abrirse a lo nuevo, a lo que nos dicen, a la sorpresa, al cambio.