Creo en un Dios misericordioso que me espera, me ama, me mira, me sostiene y me guía por los mares, para que no me pierda en medio de las olas. Toma mis miedos en sus manos y me sueña.
Muchísimas gracias Padre Carlos por su homilía.
Es muy cierto que nuestras experiencias de amor dependen de las primeras vivencias que nos transmitieron y que aprendemos de nuestros padres.
Cuán sanas serían nuestras relaciones, nuestras vidas, nuestras familias y nuestra sociedad si el Amor misericordioso e incondicional de la Trinidad fuese encarnado y reflejado por los padres en la comunión de vida con sus hijos. Y también si imitásemos más a nuestra Madre Santísima, a nuestra Mater.
Gracias Padre.
Manena.
Excelente su prédica muchas gracias.
Un abrazo de oso como dices
Gracias Padre Carlos,
Pedro, desde Río Gallegos – Argentina
abrazo y buena semana!
Gracias P. Carlos por esta homilía, que siempre seguimos con atención.
El Magnificat, en la meditación de esta misa, recoge un texto de Chiara Lubich que me pareció muy ilustrativo, sobre algo que siempre resulta complicado de explicar y entender, que dice: (..) yo he sido creada como un don para quien está a mi lado, y el que está a mi lado ha sido creado por Dios para mí. Como el Padre en la Trinidad es todo para el Hijo y el Hijo es todo para el Padre. Y la relación entre nosotros es el Espíritu Santo, la misma relación que hay entre las personas en la Trinidad (..) Un fuerte abrazo desde Madrid.
Hermosa su reflexión Padre Carlos, si bien nuestras experiencias de infancia marcan nuestro camino de amor a veces también marcan y reafirman lo que no queremos para nuestras vidas y para lo que deseamos construir….no siempre una historia de abandono nos lleva a ser así….a veces esa misma situación nos lleva a enmendar y a compensar….como trate de hacerlo yo….que grande es Dios y nuestra Madre que siempre están….Un cariño y mil gracias…..
Muchísimas gracias Padre Carlos por su homilía.
Es muy cierto que nuestras experiencias de amor dependen de las primeras vivencias que nos transmitieron y que aprendemos de nuestros padres.
Cuán sanas serían nuestras relaciones, nuestras vidas, nuestras familias y nuestra sociedad si el Amor misericordioso e incondicional de la Trinidad fuese encarnado y reflejado por los padres en la comunión de vida con sus hijos. Y también si imitásemos más a nuestra Madre Santísima, a nuestra Mater.
Gracias Padre.
Manena.
Excelente su prédica muchas gracias.
Un abrazo de oso como dices
Gracias Padre Carlos,
Pedro, desde Río Gallegos – Argentina
abrazo y buena semana!
Gracias P. Carlos por esta homilía, que siempre seguimos con atención.
El Magnificat, en la meditación de esta misa, recoge un texto de Chiara Lubich que me pareció muy ilustrativo, sobre algo que siempre resulta complicado de explicar y entender, que dice: (..) yo he sido creada como un don para quien está a mi lado, y el que está a mi lado ha sido creado por Dios para mí. Como el Padre en la Trinidad es todo para el Hijo y el Hijo es todo para el Padre. Y la relación entre nosotros es el Espíritu Santo, la misma relación que hay entre las personas en la Trinidad (..) Un fuerte abrazo desde Madrid.
Hermosa su reflexión Padre Carlos, si bien nuestras experiencias de infancia marcan nuestro camino de amor a veces también marcan y reafirman lo que no queremos para nuestras vidas y para lo que deseamos construir….no siempre una historia de abandono nos lleva a ser así….a veces esa misma situación nos lleva a enmendar y a compensar….como trate de hacerlo yo….que grande es Dios y nuestra Madre que siempre están….Un cariño y mil gracias…..