Homilía 27 de Octubre- Descarga en Word (372 descargas )

El fariseo no respeta, juzga, condena. Sus actos hablan bien de él, su oración lo condena. Parece bueno en sus obras, pero su corazón cae en la vanidad y el orgullo. ¿No nos pasa a nosotros a veces cuando condenamos y despreciamos a los que vemos peores que nosotros? La humildad es el camino para acercarnos a Dios. El publicano, arrodillado, roto, pequeño, pobre. Son palabras salidas de un corazón herido, que ha amado y ha odiado, que se ha levantado y ha caído. Son palabras que hablan de arrepentimiento, del deseo de volver a comenzar. Así tendríamos que rezar muchas veces, en lugar de sentirnos ya convertidos, ya en paz con Dios, sin deudas que pagar. Así como rezamos, es como somos.